La geología es la ciencia que estudia la composición y la estructura interna de la Tierra, a la vez que su evolución. Juan José Nágera, entrerriano, oriundo de Gualeguaychú, supo honrar esta disciplina y quedar en la memoria de su pueblo.
Esta rama del conocimiento científico comprende varios campos de estudio: petrología, mineralogía, cristalografía, sedimentología, suelos, geología estructural, estratigrafía, hidrogeología, paleontología, geoquímica, geofísica, vulcanología, geotecnia, entre otros.
Aunque el hombre primitivo tuvo ya conocimiento de los procesos geológicos, para él en gran medida eran sinónimo de catástrofes, atribuyéndolos a causas sobrenaturales.
En el mundo occidental, son los griegos los primeros que describen algunos principios teóricos fundamentales. Las enseñanzas de Pitágoras (580-500 a.C.), y los comentarios de sus discípulos, abundaron en referencias geológicas.
El gran filósofo Aristóteles (384-322 a.C.), de hecho, fue también un gran naturalista. Y Gualeguaychú tuvo su propio Aristóteles, un naturalista de fama nacional e internacional, que recorrió y estudió el territorio argentino, que viajó por otros continentes al tiempo que produjo trabajos de excelencia en su disciplina. Y que al igual que el filósofo griego llegó a dominar varios campos intelectuales (historia, sociología y ciencias políticas) y se dedicó a la docencia.
Se trata de Juan José Nágera, quien nació el 22 de mayo de 1887, hijo de los esposos Juan Nágera y Josefa Ezcurra Hualde de Ezpeleta, y murió en Buenos Aires el 15 de mayo de 1966. Las biografías que existen sobre este gualeguaychuense –a cuya memoria se levanta un monumento en el Parque Unzué y una calle de la ciudad lleva su nombre- exaltan sus condiciones de biólogo, paleontólogo y ecólogo argentino.
Fue el segundo geólogo graduado de una universidad en Argentina, y durante 25 años realizó estudios empíricos en la geografía de nuestro país, al tiempo que viajó por América, Europa y Asia.
Nágera formó parte de la notable generación de naturalistas argentinos, de fines del siglo XIX y principios del XX, junto con Florentino y Carlos Ameghino, Eduardo L. Holmberg, Ángel Gallardo, y el compoblano Martín Doello Jurado.
Entre sus varias obras científicas, destaca “Mar libre. Doctrina” en la cual Nágera realizó una revolucionaria innovación en el derecho internacional, al justificar la soberanía de los Estados sobre el mar epicontinental.
La “doctrina Nágera” fundamentó la teoría de la soberanía sobre las 200 millas. Así propuso extender la soberanía argentina más allá del mar territorial hasta alcanzar el borde de la plataforma continental. Sin quedarse en la mera idea impulsó el decreto ley 1386/44 del 24 de enero de 1944 (76 años), donde se extienden por primera vez las reservas mineras al Mar Epicontinental Argentino, representando la primera manifestación de soberanía que el Gobierno de la Nación ejerció sobre la plataforma continental. Dos años más tarde el Decreto Nº 14.708/46, firmado por Juan Domingo Perón y vigente en la actualidad, complementaba la norma anterior iniciando una serie de políticas de estado argentinas en este sentido.
El científico nativo, además, fue cofundador de la Asociación Geológica Argentina, y su primer presidente. También fundó con otros científicos de su generación la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos y la Sociedad Ornitológica del Plata.
A lo largo de su vida publicó artículos de divulgación científica en revistas y periódicos argentinos. Fue profesor de las universidades de La Plata y Buenos Aires.
El historiador Ángel Piaggio cuenta que Nágera tenía en alto aprecio a su ciudad natal. De ella llegó a escribir, al cumplirse 150 años de su fundación: “Gualeguaychú tiene ganado el digno prestigio del que goza. Sus hijos han hecho honor a la educación del hogar paterno y a la que recibieron de sus inolvidables maestros”.