Aunque la propuesta surgió del gobierno correntino, la alegría también es entrerriana y de todo el litoral, pues la cultura poco entiende de fronteras políticas. El chamamé se suma así al tango y al fileteado porteño que ya son patrimonio de la humanidad declarados por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
“La práctica de esta expresión cultural está muy extendida en la Provincia de Corrientes y, entre sus principales componentes, figura una danza que sus ejecutantes bailan fuertemente abrazados, así como eventos festivos llamados musiqueadas, invitaciones, plegarias y el sapukay, un grito peculiar lanzado con un movimiento del cuerpo que expresa emociones y sensaciones profundas de alegría, tristeza, dolor o valentía. En un principio, la música del chamamé se interpretaba con vihuelas y violines, a los que luego se añadieron guitarras, armónicas, bandoneones, contrabajos y acordeones diatónicos de dos hileras. En su origen, las canciones eran cantatas religiosas y sus letras, al igual que los poemas, se cantaban y declamaban en la lengua autóctona de la región, el guaraní, pero actualmente se transmiten en dialecto yopará, una mezcla de español y guaraní. La música y el baile de este elemento del patrimonio cultural inmaterial son componentes importantes de la identidad regional y desempeñan un importante papel social porque suelen estar siempre presentes en todo tipo de celebraciones comunitarias, familiares, religiosas y festivas. El chamamé pone de relieve toda una serie de valores esenciales: el amor a la tierra en que se ha nacido y a su fauna y flora; la devoción religiosa; y la ñande reko guaraní, es decir la “manera de ser y estar” de los humanos en armonía con la naturaleza y la espiritualidad”. Con ese texto se describe al chamamé en la página de la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que lo declaró como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su trascendental aporte a la cultura en todo el continente. De este modo, el chamamé se convirtió en el tercer bien cultural argentino declarado patrimonio de la humanidad, luego del tango y el fileteado porteño. Es una expresión que se manifiesta en las provincias del litoral argentino, pero también en parte de Paraguay, Brasil y Uruguay.
”Para todos los que amamos el chamamé, hoy es un día de celebración y de júbilo. Nuestras más sinceras felicitaciones a la provincia de Corrientes y a todo el litoral. Y nuestro agradecimiento para todas y todos lo que trabajaron para que esta declaración tan importante sea posible. ¡Qué viva el chamamé!”. Esa música que nos pertenece a todas y todos los argentinos”, afirmó el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, a través de un video difundido por las redes sociales.
La ciudad de Federal, de fiesta
En Entre Ríos, puntualmente en la ciudad de Federal, desde hace 45 años se realiza el Festival Nacional del Chamamé del Norte Entrerriano, una fiesta popular que reúne a importantes artistas del género a nivel nacional e internacional. Se trata de 9 días de espectáculos con bailantas, peñas y músicos en vivo. Xavier Cáceres, secretario de Cultura, Deporte y Turismo, área municipal involucrada en la organización del festival, manifestó su alegría por esta declaración “ya que es algo en lo que se venía trabajando. Parecía que el año pasado estaban las condiciones dadas y no sucedió, es por eso que también nos visitó gente de la fiesta del Chamamé de Corrientes y se acordó trabajar en conjunto para fortalecer al chamamé y ampliar la región. También echamos vínculo con el festival del litoral en Misiones convirtiendo esto en un trabajo en conjunto, gracias a lo cual hoy podemos estar celebrando. Creo que esta declaración tiene que servirnos para que se abran las puertas hacia nuevas miradas, nuevos sonidos y nuevos públicos. También para reinventarnos y encontrarnos con esas frescuras como las músicas de Damián Lemes y de otros jóvenes que se acercan al género. Esas frescuras son las que van a lograr que el chamamé siga creciendo y siga vigente”. Respecto a la edición 2021 del Festival, señaló que “no habrá festival en su formato tradicional pero sí vamos a hacer una conmemoración, será un febrero distinto pero no por eso será un febrero sin chamamé”.
La alegría también es entrerriana
Soledad Garrigue y Cristian Notari, bailarines de Caseros, recibieron la noticia celebrando un nuevo aniversario de casados: “Se nos eriza la piel, ¡hierve la sangre en las venas! Para nosotros es una inmensa noticia saber que esta danza tan nuestra es reconocida y abrazada por la humanidad. Somos grandes defensores de nuestro folklore y el litoral es nuestro pedacito de Patria. Bailar nuestras danzas es llevar en cada paso un pedacito de historia, sufrida, amada, soñada… Es vivir este suelo uniendo los que fueron y los que vendrán. Hoy, con la particularidad de lo que estamos viviendo, qué más lindo que celebrar y reconocer una danza que nos acerca tanto en todo sentido. ¡Que viva el chamamé!”.
Por su parte, Mario López Bondaz y Adriana Abrigo consideran que “es muy importante está declaración ya que se abren para el chamamé las puertas del mundo. Algo que ya había logrado, pero esto lo potencia. También tendrá más reconocimiento y respeto. Quizás surjan más convocatorias para quienes nos dedicamos a la danza, música, canto, teatro, poesía, etcétera. Ojalá que origine mucho más trabajo”. También creen que con esta declaración se hace justicia por “todas las descalificaciones y discriminaciones de las cuales fue víctima. El chamamé traspasa la línea de las clases sociales, es un estilo de vida. Una pasión. El grito ahogado en sapucay de quién no puede gritar. Ojalá sirva para seguir construyendo nos socialmente, valorando nuestro patrimonio que encierra además de la música y la danza, a la vida, la celebración de una fiesta, la unión familiar, el trabajo, la alegría y el dolor”.
Por su parte, el cantautor gualeguaychuense Damián Lemes expresó: “Leí por ahí algo que me gustó y con lo que estoy de acuerdo: el chamamé ya era patrimonio solo que ahora se lo declaró… por peso propio y suma de voluntades. Estamos confiados en que esta declaración abrirá puertas a nivel nacional e internacional”, y en ese sentido recordó que “el año pasado cuando hice una gira por Europa me encontraba con que no se conocía ni siquiera la palabra chamamé”.
Claudia García, comunicadora social y profesora de danzas oriunda de Federal dijo estar “muy feliz por esta declaración, es un gran paso de visibilizarían de un sentimiento que va mucho más allá de una danza, un festival o una canción, o un grupo chamamecero en show. Es la forma de ser y estar gravitacionando en el territorio que viene con sabidurías ancestrales que nos atraviesan. Al recorrer la toponimia de nuestra provincia se nos muestra el alcance de lo que fue la nación guaranítica que convivió con nuestras naciones aborígenes y dejó una gran marca cultural. Esta declaración implica seriedad en el trabajo por venir para que esto siga vivo, nos enorgullece, nos hace felices y también más responsables”.
Los referentes
Este año la música litoraleña tuvo dos grandes pérdidas; a los 80 años fallecieron la cantora correntina Ramona Galarza, gran referente del género, y el cura y cantautor Pai Julián Zini, quien recorrió el país llevando su música y como sacerdote al frente de parroquias e iglesias. Entre los creadores del género se encuentran Emilio Chamorro, Mauricio Valenzuela, Ernesto Montiel, Tránsito Cocomarola e Isaco Abitbol. Luego, entre 1940 y 1960, aportaron lo suyo Tarragó Ros, Ramón Ayala, Mario Millán Medina, Blas Martínez Riera, Los hermanos Barrios, quienes hicieron popular al género. En la década siguiente aparecieron Teresa Parodi, Pocho Roch, Antonio Tarragó Ros, Mario Bofill, las hermanas Vera y Rosendo y Ofelia. Luego llegaron Los de Imaguaré, Raúl Barboza, Rudi y Nini Flores, el Chango Spasiuk y tantos otros.
Curiosamente el primer chamamé grabado, que figura en los registros, es ”Corrientes poty” (1930), compuesto por Francisco Pracánico, oriundo de San Fernando, provincia de Buenos Aires e interpretado por el paraguayo Samuel Aguayo.
Sabina Melchiori