Sentarse en la vereda, a contrapelo de la modernidad

A pesar de los cambios urbanos, del crecimiento demográfico y edilicio, “tomar fresco” en la vereda en el verano, cuando el sol deja de “pegar fuerte”, es una práctica vecinal arraigada. Sea en los barrios o en el centro de las ciudades, esto de sacar las sillas a las puertas de las viviendas en esta época, siempre a la tardecita, es uno de esos ritos antiguos que no mueren, pero de a poco comienzan a desaparecer. Al igual que dormir la siesta, que sigue siendo algo sagrado, salir a la…

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