Unos días después del 25 de mayo 1810, la Junta de Gobierno creó La Gazeta de Buenos Ayres, dirigida por Mariano Moreno y en la que escribían Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Cada 7 de junio en nuestro país celebramos el Día de los y las Periodistas, en conmemoración de la fundación del primer periódico de la etapa independentista.
En Entre Ríos, los orígenes del periodismo se remontan a 1819, cuando Francisco “Pancho” Ramírez hizo suya una imprenta portátil que trajo a estas tierras el chileno José Miguel Carrera y por ella salió La Gaceta Federal, de breve existencia, pero considerado el primer periódico de la provincia. Uno de sus personajes clave, pluma destacada y consejero del Supremo Entrerriano fue Cipriano José de Urquiza.
Nació el 25 de septiembre de 1789 en la estancia “La Centella”, situada cerca de la por entonces villa de Gualeguaychú. Hijo de Josef Narciso de Urquiza y Álzaga y María Cándida García y González, fue bautizado por el cura Fortunato Gordillo en el templo parroquial local. Su padre había llegado al Virreinato desde España, dedicándose al comercio en Buenos Aires. Buscando mejor fortuna se trasladó a Entre Ríos, junto a su esposa y tres hijos pequeños. Aquí se desempeñó durante seis años como administrador de la Estancia ‘La Centella’ del presbítero Pedro José García de Zúñiga. Administró después la estancia de su amigo don Pedro Duval, al norte de Concepción del Uruguay. Luego adquiere en esa zona la estancia que se conocerá como “El Talar de Urquiza”.
Cipriano es el primero de los nueve hermanos que nacieron en Entre Ríos y Justo José el anteúltimo. Así se completan los doce hijos del matrimonio Urquiza-García. El gualeguaychuense recibió enseñanza básica con el sacerdote Fortunato Gordillo y completó los estudios en la escuela pública de don Juan de Insiarte, en Concepción del Uruguay, adonde se había trasladado la familia.
En 1805 se matriculó en el Real Colegio San Carlos de Buenos Aires. Pero regresó a Entre Ríos sin completar los estudios para encargarse de la estancia paterna. Según refiere Susana T.P. de Domínguez Soler, en su libro “Urquiza. Ascendencia vasca y descendencia en el Río de la Plata”, a principio de 1810 el virrey Cisneros nombró a Cipriano alférez de caballería del Escuadrón de la Villa del Uruguay.
Menciona además que el gualeguaychuense adhirió a la causa de la independencia y el director supremo Posadas, en 1814, lo designó regidor en el primer Cabildo de la flamante provincia de Entre Ríos. Fue entonces que se embanderó con Francisco Ramírez, convirtiéndose en ministro general de la república entrerriana, y reemplazándolo en las tareas de gobierno cuando el caudillo salía de campaña.
También hizo las veces de divulgador de las ideas de república y federalismo, a través de bandos, proclamas y del primer periódico entrerriano, La Gaceta Federal, aparecido en 1819. Veinte años después, Cipriano estuvo detrás del medio oficial El Federal Entrerriano.
Los lazos
Pero ambas personas se conocían de antes. Como lo atestigua el nieto de Cipriano, Eduardo de Urquiza, quien en escritos sobre su familia sostiene: “Ramírez y mi abuelo se conocieron en la infancia, asistían a la misma escuela de don Juan de Insiarte y se estableció una amistad de por vida. Fueron alcaldes en el Cabildo local, en el mismo período; uno, paladín del federalismo; el otro, consejero civil y político del caudillo”, cita de María L. Zaffaroni de Gómez.
Además, hubo lazos familiares que consolidaron los vínculos. En diálogo con este medio, Domínguez Soler explicó al respecto: “Los Urquiza y los Ramírez-López Jordán eran dos de las familias principales de Concepción del Uruguay; unidas por razones políticas y luego ambas familias se entroncaron por matrimonio. Cipriano con Teresa López Jordán y Justo José de Urquiza con Ana López Jordán”.
En 1829, Cipriano casó con María Teresa López Jordán (media hermana de Francisco Ramírez y hermana de Ricardo López Jordán), con quien tuvo ocho hijos. Luego, en 1839, contrajo matrimonio en segundas nupcias con Isidora Miró Sanabria.
De este matrimonio nacieron dos vástagos: Isidora y José Antonio de Urquiza Miró, quien casó en segundas nupcias con Vicenta Tudury González, hija de una tradicional familia de Gualeguaychú, y con la cual tuvo seis hijos. Uno de ellos, Eduardo de Urquiza, ha sido autor de importantes trabajos de investigación histórica.
Brazo derecho de su hermano Justo José
Tras la muerte del Supremo, Cipriano emigró a Paysandú junto con su cuñado el general Ricardo López Jordán (padre). De regreso, en 1825, intervino activamente en la política provincial.
Fue designado presentante de Entre Ríos en el Congreso General reunido en Buenos Aires. Aliado de López Jordán debió exiliarse por segunda vez en la Banda Oriental. Más tarde apoya la elección de don Pascual Echagüe como gobernador, con quien colabora estrechamente.
Entre septiembre y diciembre de 1840 es designado gobernador interino de Entre Ríos, como delgado de Echagüe. “En 1841 se hizo patente la aspiración de su hermano Justo para suceder a Echagüe, y esto alteró las buenas relaciones de los Urquiza con el mandatario”, refiere Domínguez Soler en su libro.
Algunos historiadores aseguran que Cipriano fue factor determinante para la llegada al poder provincial en 1841 de su hermano menor y futuro vencedor de Caseros. Pero Justo José de Urquiza decidió seguir su campaña militar en la Banda Oriental y entonces le delegó el gobierno entrerriano en abril de 1842. Cipriano asumió en “circunstancias difíciles y desempeñó el cargo sin interrupción durante dos años, hasta su muerte, ya que en septiembre de 1842 la Legislatura rechazó su renuncia”, refiere Domínguez Soler.
Muerte trágica
Era una época en donde todos luchaban contra todos y Cipriano, que estaba hecho para la moderación, fue víctima de la violencia reinante. En la provincia había una ola de asesinatos y robos producto de enfrentamientos entre unitarios y federales y entre grupos internos. Así, el gobernador delegado fue a Nogoyá para tratar de poner orden, pero fue asesinado allí a tiros y lanzazos por una facción, el 26 de enero de 1844 a las 2 de la tarde.
En las honras fúnebres, del 6 de mayo de 1860, su hermano Justo José le dedicó estas palabras: “¡Cipriano! He perdonado a tus matadores… y el dolor de tu pérdida no ha turbado jamás mis propósitos de fusión política. ¡No! Rogad desde la diestra de Dios, donde están los mártires de la patria, porque no vuelvan sobre ella jamás los tiempos de calamidad y de sangre, en que tú, como tantos, pereciste. Haced que valga el voto que repito sobre tus últimos despojos, de hacer de cuanto de mí dependa para impedir la lucha civil y para que la obra de la fraternidad y de la unión nacional sea consumada para la paz y la dicha de nuestros compatriotas”.
La historiadora Natividad Sarrot, al analizar al personaje en Cuadernos de Gualeguaychú N°92, cita a Aníbal S. Vásquez que dice de Cipriano: “Hombre moderado y circunspecto, poco dado a la espectacularidad, de envidiable educación y de evidente responsabilidad intelectual. Acaso le faltó el arranque audaz de los intrépidos, pero es indudable que estaba hecho con la moderación del estadista”.
Marcelo Lorenzo