La madrugada del jueves 16 de abril de 1959 se produjo uno de los hechos más impactantes de la historia reciente de Gualeguaychú: nueve hombres perdieron la vida en el río Uruguay, producto del naufragio de la draga donde trabajaban.
Aquel abril había llovido intensa y copiosamente, y el río Uruguay estaba muy crecido. El blog “Gualeguaychú Náutico”, de Arturo Zubillaga, refleja que su altura había llegado a los 7 metros sobre el cero de la escala hidrométrica y que a estas condiciones se había sumado una intensa sudestada cuando la draga (a pesar de sus 3 anclas de proa y sus 2 anclas de popa) naufragó.
“En principio el viento fue sureste fuerte, con el correr de las horas fue aumentando su intensidad hasta convertirse en un temporal, el viento lo recibía por su proa y luego en la madrugada azotó el Pampero que superó los 120 km/h, el cual hizo garrear sus anclas sin llegar a presentar la nave al viento, arrastrándola unos 200 metros fuera del canal y levantando una gran marejada que logró tumbarla totalmente, desapareciendo de la superficie a las 2 y 30 de la madrugada del día jueves 16 de abril de 1959”, describe el blog.
“Dotada de 12 tripulantes, la tragedia dejó un saldo de 9 muertos, incluido su capitán”, indica este sitio de información náutica. Solo sobrevivieron tres hombres, quienes narraron que al momento del naufragio estaba toda la tripulación levantada y en estado de alerta por la fuerte tormenta que los azotaba y que, en un momento dado, la draga se dio vuelta. Ellos lograron salvarse sujetándose a unas tablas hasta llegar a la costa frente a Ñandubaysal.
Gualeguaychú náutico informa que la dotación completa era de 20 hombres: Pedro Chiche era el primer maquinista; el contramaestre, Pedro Martínez. En el resto de la tripulación revistaban: Teodoro Heredia, Gelós, Alcaraz, Fernández, González, Aguirre, Bravo y Casafuz, entre otros. En aquella ocasión estaban dragando el canal de acceso al río Gualeguaychú, entre la boya Km. 90 del Uruguay (por entonces fija) que es a la vez, Km. 0 del río Gualeguaychú.
Los rebeldes que se salvaron
Días antes del hundimiento, viendo que el tiempo desmejoraba y el Uruguay seguía creciendo, Fausto Briozzo, a cargo de un remolcador en servicio para la Prefectura le sugirió al capitán Rojas guarecerse en el río Gualeguaychú, pero Rojas rechazó el ofrecimiento. El miércoles 15 la situación era muy compleja ya que el Uruguay no paraba de crecer y la sudestada arreciaba.
Los barcos pedregulleros que venían del norte, al aproximarse a la boya 90 viraban y se iban a recalar en Fray Bentos. Ante la negativa del capitán de guarecerse aguas adentro, uno de los tripulantes, Don Lote Heredia, junto con otros dos compañeros saltaron hacia el remolcador sin que Rojas lo advirtiera.
Datos técnicos
La draga 2 C tenía 53,90 m. de eslora, 10 m. de manga, 2,84 m. de puntal y 2,40 m. de calado, y 716 toneladas de desplazamiento. Fue construida por astillero George Rennie & Co., en Londres, U.K.; matricula 738 F, botada en el año 1882 y bautizada en la Argentina con el nombre “Progreso”.
Luego fue adquirida por el Ministerio de Obras Publicas de La Nación y rebautizada con el nombre M.O.P. 2 C.
El casco era de hierro con cubierta de madera de teca.
Funcionaba con una maquina alternativa a vapor y una caldera alimentada por petróleo crudo. Era una draga mecánica formada por una cadena de cangilones o baldes, montada sobre un robusto castillete.
El dragado se realizaba mediante un rosario continuo de cangilones que levantaban el material del fondo y lo elevaban por encima del nivel del agua, volcándolo sobre el mismo pontón. Su capitán era Agenor León Rojas, oriundo de Gualeguaychú.
(Disponible en: http://gualeguaychunautico.blogspot.com/2013/10/rio-gualeguaychu-un-poco-de-historia.html)
Patrimonio Turístico Cultural Subacuático y Arqueológico Histórico
Por solicitud del Museo de Ciencias Naturales y Arqueológicas “Manuel Almeida”, el Honorable Concejo Deliberante declaró a la draga MOP 2C Patrimonio Turístico Cultural Subacuático y Arqueológico Histórico del Departamento Gualeguaychú.
Mojón y atractivo turístico
Raúl Almeida, director del museo de Ciencias Naturales y Arqueológicas “Manuel Almeida” y guía náutico de “Gualeguaychú Aventura”, contó a INFONER que “la draga nos ha servido como un mojón a los navegantes. En condiciones complicadas de visibilidad en el río Uruguay, la draga nos indica el ingreso al río Gualeguaychú. Nos indica que ya estamos llegando a casa, a resguardo. Eso es uno de los motivos importantes de haberla declarado de interés turístico-cultural, porque forma parte de nuestro paisaje y forma parte también de nuestra historia y de las anécdotas que tiene el río”.
Raúl Almeida, a cargo de la empresa familiar “Gualeguaychú Aventura”, recuerda que “más o menos a principios del 2000 empezamos con actividades en el río y uno de los motivos fue mostrar la draga hundida en el río Uruguay”.
Lo que ha podido observar es que “la gente se muestra muy interesada por la historia del hundimiento y se asombra a ver un barco de esas dimensiones en el medio del río y apoyado en el lecho del río. Se asombra de lo playo que es el río ahí y entiende que justamente esa draga, realizaba ese mantenimiento del dragado del canal del río Gualeguaychú. Es decir, se asombra primero de lo playo que es el río y después de lo imponente que es el barco y que se haya hundido”.
Sabina Melchiori
Foto gentileza Tomás Almeida