Mucho se escribió sobre la figura de López Jordán desde el mismo día de su asesinato un 22 de junio de 1889 en la ciudad de Buenos Aires. Al promediar ese día, paseando por la calle Esmeralda, de la Capital Federal, cayó asesinado de un balazo de pistola en la cabeza, frente al domicilio de uno de los descendientes de Urquiza. Tenía 67 años de edad. Ricardo López Jordán había nacido en la Banda Oriental, hoy República Oriental del Uruguay, un 30 de agosto de 1822.
El asesino resultó ser Aureliano Casas, hijo de un sargento mayor llamado Zenón Casas, que declaró haber procedido en acto de venganza por atribuir a la víctima la responsabilidad personal del degüello de su padre, en el departamento Colón, durante la revolución del 73, mientras arreaba unas vacas para venderlas en Buenos Aires. Aureliano fue juzgado, condenado a prisión perpetua y luego recuperó su libertad con un indulto del presidente Yrigoyen. Para los revisionistas como Aníbal Vásquez, esta versión, de ser exacta, no sería “lógica” porque pareciera poco probable que, Entre Ríos, agitado y convulsionado por la revolución sediciosa de Jordán, este hombre, estuviera entregado, ajeno a la hecatombe, a pacíficas transacciones ganaderas. Hecho perfectamente demostrable y confirmado, que el degollador de su padre fue el mismo Nicomedes Coronel (el mismo asesino de Urquiza). Pero es propio del revisionismo hacer folklore de la historia, dejar los hechos de lado y suponer cosas en beneficio de lo que pretenden demostrar.
El asesinato de López Jordán se expresó en los sentimientos que se exteriorizaron en su sepelio, en palabras de sus oradores.
Osvaldo Magnasco comentando el trágico episodio dijo que él era el «fin, casi literario diríamos, sino fuera insolente, de una existencia que llena toda una época provincial y que representa, en la esfera más amplia de la Nación, algo así como el fin de una tradición y de un sistema fatal, pero inherente siempre a los períodos de formación». Expresando claramente que la vida y obra de López Jordán fue, sin dudas, un absurdo, carente de visión política e histórica, un bandolero sedicioso que asesinó al gobernador de Entre Ríos y padre de la República Argentina, solo por una mezquina ambición de poder y porque no podría lograrlo por mérito propio.
El revisionismo quiere hacer aparecer un “legado” de Ricardo López Jordán: no hay tal legado. No existe una sola obra comprobable, un edificio en pie, una ley en beneficio del pueblo ni nada de este supuesto paladín del federalismo popular, ensalzado por la corriente revisionista al pedestal de la historia nacional.
Muere con López Jordán el último caudillo, ya fuera de tiempo, desfasado, enarbolando una bandera que jamás comprendió y como tal terminó sus días absurdos. Pero lo que ocurrió después no es culpa de López, sino, de una visión histórica. El revisionismo, que adjetiva, confabula y crea seres mitológicos donde no existen, desdibujando la ciencia histórica en pos de un pseudo-folklore de la tragedia argentina, donde se tiene que ser pobre, ignorante y fracasado para llamarse patriota. Un fósil arcaico de una época pasada. Un romántico en el sentido trágico, que no comprendió que el tiempo de la ley había llegado con la Constitución. Cosa tal que lo llevó a convertirse en el asesino del Padre de la Organización Nacional, traicionando sin saberlo ni comprenderlo a sí mismo y a todo su legado. Es Ricardo López Jordán el modelo más acabado del fracaso cuando este viene de la mano de la ambición sin inteligencia.
Era Entre Ríos en 1870, la segunda provincia más rica del país, el segundo PBI nacional, pujante en materia de economía, educación popular y progresismo económico para todos sus habitantes. He ahí el único legado de Jordán: asesinar al Gral. Urquiza, dar de esta manera las herramientas legales al gobierno nacional para intervenirla según lo establecía la ley en caso de sedición y condenarla al deterioro y ruina hasta la actualidad. Por eso podemos decir que fue el legado y obra de Ricardo López Jordán la gran tragedia para la historia de Entre Ríos.
Gastón Buet
Profesor de Historia