Stefanía y Antonella, dos atletas paralímpicas del sur entrerriano

Stefanía Ferrando es de Gueleguay y participará de la disciplina boccias. Antonella Ruiz Díaz es de Gualeguaychú y representará al país en lanzamiento de bala y disco en la categoría F41 baja talla. Ambas dialogaron con INFONER a pocos días de que comiencen los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Antonella tiene 24 años y además de ser atleta es profesora fitness. Está de novio con Francisco Molina y vive con él. Siendo niña, practicó básquet, fútbol, futsal, vóley y natación. En el 2017, cuando el profesor de Educación Física Gustavo Briosso la vio jugando al básquet en la facultad, la llamó para que la vean jugar los profesores de la selección.

“Después de que me vieron los profesores de la selección empecé a viajar al Cenard una semana al mes para entrenar. También tuve que viajar a Brasil para que me dieran mi categoría (F41 baja talla) y ahí empecé a competir internacionalmente”, contó Antonella, quien dice sentirse “orgullosa por el lugar que estoy ocupando hoy”, y en ese sentido destaca lo importante que ha sido su familia en este proceso: “Lo viven a la par mía, están felices como yo, hago mucho sacrificio por estar acá y es un sueño que estoy cumpliendo”.

Para Antonella Ruiz Díaz, “representar al país es lo más grande que me puede pasar, me pongo la camiseta para competir y no se pueden explicar todas las sensaciones que se sienten. Quiero dejar en lo más alto la bandera”.

Antonella obtuvo medalla de oro en lanzamiento de disco y medalla de plata en lanzamiento de bala en los Panamericanos de Perú 2019 y, anteriormente, fue medalla de plata en lanzamiento de bala en el mundial de Dubái: “El más importante para mí fue el panamericano de Lima porque pude subirme a lo más alto del podio y escuchar mi himno”. Su meta este año es llegar a los Juegos Olímpicos “y disfrutarlos como tanto soñé, en segunda instancia mejorar mi marca, y una vez que eso pase subirme al podio”.

De Gualeguay a Tokio
Stefanía Ferrando tiene 27 años, es Técnica Superior en Psicología Social y actualmente está trabajando como empleada administrativa en la dirección de Derechos Humanos de la ciudad de Gualeguay. Está en pareja hace cinco años con quien es su asistente de juego y, además del deporte, le gusta mucho pintar y dibujar, de hecho estudió arte plástico hace unos años.

Stefanía tiene atrofia muscular espinal. Se maneja en silla de ruedas desde muy chiquita, cuando dejaron de trasladarla en coche o a upa. Conoció la disciplina de boccia en el 2016 practicándola de manera recreativa, y en el 2017 participó de tres torneos nacionales. En uno de ellos ganó una medalla de plata y la citaron a concentrar con la Selección Argentina.

Así las cosas, en abril del 2018 la atleta gualeya ya estaba participando de su primer torneo internacional en Canadá. “Soy muy nueva en el deporte de alto rendimiento. Sólo pude tener dos años de competencia (2018 y 2019) hasta que se cortó todo por pandemia”, señaló Stefanía.

Hasta el momento, ha participado de dos abiertos mundiales en Canadá (abril 2018 y abril 2019). El Mundial en Liverpool Inglaterra 2018, la Copa América en Buenos Aires 2018, los Juegos Parapanamericanos Lima Perú 2019, y el Regional americano en Brasil 2019.

“El regional de Brasil era un torneo clasificatorio para los juegos paralímpicos de Tokio. El que ganara la medalla de oro clasificaba directo, y así fue. La gané. Hoy estoy en el puesto número 9 del mundo”, expresó Stefanía, quien con miras a Tokio entrena 15 horas semanales en Gualeguay, junto su asistente de juego, mientras que su técnico Cristian Rosado los guía por mail y videollamadas desde Mar del Plata. Además, una vez por mes entrena con la selección. “También tengo psicólogo deportivo, con quien tengo sesiones por videollamada, porque es de Buenos Aires. Y un equipo de profesionales de la salud que todo el tiempo controla mi estado de salud de la mejor manera”, aclaró Stefanía.

Respecto de su historia como deportista paralímpica, dijo que no le gusta hablar de superación o inspiración: “Creo que muchas personas con discapacidad nos encontramos encasilladas en un contexto de cómo tienen que ser las cosas para nosotros. Es verdad que no todos tenemos las mismas posibilidades, pero es re importante que se nos empiece a ver como personas que aunque tengamos una discapacidad podemos hacer cosas por amor, diversión, placer como cualquier otro. Me encanta ser deportista de alto rendimiento con todo lo que requiere. Entrenar mucho, invertir en viajes y material deportivo, perderme reuniones o fiestas, cuidarme en las comidas, tener rutinas y todos los esfuerzos que hace un deportista que se dedica de forma profesional. Sí creo que el deporte es clave para generar independencia”.

Al ser consultada sobre cuál es su meta, no dudó: “Quiero ser medallista paralímpica”.


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