Un 26 de julio de 1952 fallecía una de las mujeres más trascendentales de la historia argentina, María Eva Duarte de Perón. Annemarie Heinrich, audaz de la imagen y pionera de la fotografía contemporánea, retrató a Evita en varias oportunidades.
La reconocida fotógrafa Annemarie Heinrich nació en Darmstadt, Alemania, el 9 de enero de 1912. Murió en Buenos Aires el 22 de septiembre de 2005. Su familia emigró hacia la Argentina en 1926 y se asentó en la ciudad de Larroque Entre Ríos. Allí aprendió fotografía de la mano de su tío. Cuando su familia se mudó al Gran Buenos Aires, Annemarie instaló un “cuarto oscuro de fotografía” en su casa. Así nació su amor por la fotografía. Se definía como autodidacta.
Nacionalizada argentina, Heinrich fue la productora de un tipo particular de imágenes. En sus retratos se refleja la figura del autor donde sólo habría objetos, novelas, libretos, partituras. Desde 1930 y sin interrupción durante cincuenta años, sus fotos fueron la carátula de toda publicación dedicada al espectáculo. Llegó a ser conocida como la inventora de un nuevo género en la Argentina: el “retrato de famosos”.
Retratista de Evita
Las fotografías que tomó Annemarie Heinrich fueron encargadas cuando Eva Duarte perfilaba su carrera de actriz radial y cinematográfica. Heinrich logró valiosos retratos de Evita. Varias de las fotos que le hizo a Evita, volcadas intensamente a la promoción de ella como artista, fueron seleccionadas por los editores para ilustrar las tapas o notas y reportajes en las principales revistas de Buenos Aires dedicadas al espectáculo.
Por esos años, las fotografías de Evita se alternaban entre el retrato recatado y algunas poses más sueltas. Existen testimonios de Eva visitando las redacciones y convenciendo a las secretarias para obtener estas notas. Muchas veces lo consiguió. La revista Guión, del 3 de abril de 1940, publicó la foto de Annemarie Heinrich en tapa, que la muestra en traje de baño.
Recordando la sesión en donde nació esta imagen de Evita con malla de lunares Annemarie Heinrich señalaba: “La primera vez que la retraté fue para la revista Sintonía. Me pidieron que le hiciera ‘buenas fotos y un poco sexy, si es posible’, algo que no pude hacer porque Eva no era sexy. Era una piba del interior, muy modesta y simple”.
La historia del retrato Eva Duarte
En 1942 Evita ya era popular. También había conseguido dejar atrás la pobreza. Ese año compró un coqueto departamento en la calle Posadas 1567, en el barrio porteño de Recoleta. Y con sus mejores vestidos y joyas volvió a posar para los más talentosos fotógrafos de Buenos Aires, en busca de aquellos retratos que, como toda artista de renombre, debía entregar a la prensa, a los representantes y a una incipiente legión de admiradores.
Por esos años los formatos preferidos por los artistas eran 18 x 12 centímetros para obsequios de importancia y de 14 x 9 centímetros (postal) para compromisos menores. Los retratos, generalmente individuales, se entregaban en elaboradas carpetas con la publicidad del atelier, muchas veces con la dedicatoria escrita sobre la parte inferior derecha, la firma del artista y la fecha de entrega.
En este período se destaca uno de los retratos icónicos de Eva Duarte. Fue allí donde Annemarie Heinrich muestra un impactante primer plano de la actriz, con una intensa mirada y el rostro apoyado delicadamente en la mano coronada por un gran anillo de topacio, bajo un juego de luces y sombras. Esta imagen presidía el comedor del departamento de la calle Posadas que en 1944 Eva Duarte comenzó a compartir con Juan Domingo Perón, a quien había conocido en enero de ese año durante un festival de beneficencia en el Estadio Luna Park.
Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación