Alfredo Villalba, primer director de la Escuela Normal de Gualeguaychú

El 13 de junio de 1870, el Poder Ejecutivo Nacional, bajo la presidencia de Sarmiento y de Nicolás Avellaneda como ministro de educación, en uso de la autorización conferida por la ley promulgada el 6 de octubre de 1869, dictó el decreto de creación de la Escuela Normal de Paraná, con el designio de “formar maestros competentes para las escuelas primarias”.

Según el pensamiento de Sarmiento, la creación de escuelas normales y la consiguiente formación de maestros, ayudaría a la eliminación del analfabetismo. También estaba convencido que la educación no sólo era para aprender a leer y escribir, sino que era la medida de la civilización de un pueblo y el medio por excelencia para sacar al país de la situación de caos político-económico y constituir una nación de hombres libres con fuertes virtudes morales y sociales. A esa idea se le llamó optimismo pedagógico.

En los años siguientes se fueron creando otras escuelas normales en el país y en nuestra provincia como la de Concepción del Uruguay, Gualeguay, Concordia y Gualeguaychú. De esta manera, se profundizó la formación del magisterio (así se le llamaba) ampliando su acción con la promoción de las bibliotecas populares.

El año clave para el inicio de las actividades de la escuela normal de Gualeguaychú fue 1910. Un año lleno de contrastes económicos, políticos, sociales y culturales. Por un lado, los preparativos para la conmemoración del Centenario de Mayo de 1810 y, por otro, las luchas obreras y campesinas y un alto porcentaje de gente sumida en la pobreza.

En efecto, el 15 de enero de 1910, por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional, con la firma del presidente de la Nación José Figueroa Alcorta y el Ministro de Justicia e Instrucción Pública Dr. Rómulo Naón, se fundan en la Provincia de Entre Ríos las Escuelas Normales Mixtas de Concordia y Gualeguaychú. Se nombraron directores a Felipe Gardell y Alfredo Villalba, respectivamente. Estos, por disposición del mismo Decreto, debían enviar “una lista de candidatos en condiciones de desempeñar los cargos directivos y docentes de las escuelas”.

Según informó El Noticiero, en febrero de 1910, fue aceptada la propuesta de la provincia en cuanto a los nombres sugeridos para tal responsabilidad. El artículo periodístico sostiene que “(…) el director, profesor Alfredo C. Villalba, graduado de la Escuela Normal de Paraná, tiene acreditada su competencia en los largos años que llevaba de servicios prestados en aquella escuela. Se asegura vendrá como secretario, el profesor Antonio Serrano, egresado con notas sobresalientes y práctica en la profesión”.

El profesor Serrano se hospedó en el Hotel Comercio y se encargó de la apertura de las inscripciones y de los demás trámites preliminares para que la escuela pudiese funcionar desde los primeros días de marzo.

A las inscripciones las realizó en un espacio habilitado para tal fin dentro de la misma Escuela Normal que para ese momento estaba en construcción. El mismo periódico criticaba la lentitud en los avances de obra y publicó que “(…) las clases se abrirán el primer día hábil de marzo en algún local provisorio –posiblemente el que ocupó la división de ganadería en la calle 25 de Mayo– por cuanto la construcción del que se levanta para la escuela mixta y fue vendido al gobierno nacional, va camino de no inaugurarse ni para el centenario”.

En la primera semana de marzo, El Noticiero, le realizó una entrevista al director de la escuela, profesor Villalba, quien sostuvo que se sentía “… muy satisfecho del resultado de la inscripción de alumnos y del favorable ambiente que notaba para la institución, tanto en los padres directamente interesado en el éxito de la escuela, como de la prensa de esta ciudad y de las personas de posición política o social que han puesto todo su concurso a disposición de la escuela que se funda”.

Un nuevo tiempo en el campo de la educación se iniciaba con la formación de maestros en Gualeguaychú.


Marcos Henchoz
Historiador y autor del libro Historia de la Escuela Normal “Olegario Víctor Andrade” (1910/2010)

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